Desde hace 20 años, Rina, de 47, padece de psoriasis –mal inflamatorio
crónico de la piel que no tiene cura, pero se puede controlar–. Y a
pesar de que ha utilizado cremas y distintos tipos de fármacos
medicados, estos no mejoraron el enrojecimiento y escamación que tenía
en sus brazos, piernas, cuero cabelludo y espalda.
No obstante,
desde hace ocho meses su condición mejoró, debido a que recibe una
terapia biológica en el hospital del IESS, Teodoro Maldonado Carbo. “Ya
puedo usar pantalones cortos”, comentó sonriente la mujer, quien señaló
que tras haber atravesado problemas en su hogar se le presentó el mal.
Según
Martha Heras, dermatóloga de la casa de salud, “en la patogénesis de la
psoriasis se ha detectado un factor de necrosis tumoral alfa (en el
área enrojecida con escamas). Para combatirlo, hay un grupo de
medicamentos biológicos que son antifactor de necrosis alfa. A eso se
denominan terapia biológica”.
Agregó que el tratamiento depende
de la afectación cutánea que tenga el paciente y sirve para prevenir las
comorbilidades (enfermedades asociadas a este mal) como diabetes,
hipertensión y artritis.
Para recibir esta terapia, el paciente
deber tener una afectación mayor al 10%. Además, debe ser valorado sobre
su calidad de vida y el grado de inflamación y escamación del cuerpo.
Previamente, los pacientes deben practicarse pruebas de laboratorio,
imágenes y una biopsia del área afectada.
El tratamiento dura
aproximadamente un año y está compuesto por tres tipos de biológicos,
que difieren en su administración: dos se colocan de forma subcutánea
(cada siete o quince días) y una intravenosa (tres veces en el primer
mes y luego cada ocho semanas).
Heras recibe un promedio de 16 pacientes al día, de los cuales ocho tienen psoriasis.
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